¿Realmente necesito una página web?

por | 27 diciembre, 2014

Todos estaremos más o menos de acuerdo en que un hotel o un estudio fotográfico deben contar con una página web propia (en adelante diremos sitio web, que es el término correcto). Sin embargo, si hablásemos de una frutería o una pescadería, ya no seríamos tan unánimes en nuestras opiniones, y muchos lo juzgarían innecesario.

Dividamos en dos cuestiones la pregunta que este post lleva por título:
1. ¿Es necesario estar ONLINE?
2. De serlo, ¿es necesario contar con un sitio web propio?

Para la cuestión número uno, la respuesta es un rotundo , y no es necesario añadir mucho más al respecto. Basta con decir Lo que no está en Internet no existe, (frase recurrente que no por repetida es menos cierta).

Empresa de diseño Web en Écija: Vimana360

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Pero estar online no implica necesariamente contar con un sitio web. Redes sociales, directorios de empresa, anuncios… Existen como vemos multitud de medios en Internet (la mayoría de ellos además gratuítos) en los que promocionar nuestro negocio y hacerlo visible al público. Es fácil imaginar por qué un hotel o un estudio fotográfico deben tener un sitio web: Reservas, fotos de habitaciones en el caso del hotel, multitud de fotos de muestra en el caso del estudio fotográfico. Pero… ¿para qué querría un establecimiento de alimentación un sitio web, teniendo como tienen este tipo de negocios una clientela consolidada, y más aún existiendo como ya hemos dicho medios alternativos y gratuitos para estar en Internet? Aquí es donde a la segunda cuestión contestaríamos: Depende del tipo de negocio. Pues no. Diremos que todo aquel que aspire a vender algo al público debería contar hoy día con un sitio web propio, independientemente de cuál sea su producto o servicio. Vale, una empresa que se dedica a vender webs diciendo que todo el mundo debería tener una web. ¡Qué raro!, ¿no? Pero os aseguramos que tenemos argumentos válidos, más allá de razones meramente comerciales. Me explico.

Una cena entre amigos

Voy a poner como ejemplo algo que me ocurrió hace algún tiempo y que me sirvió de idea para este post. Dentro de mi círculo de amistades somos dados a reunirnos con cierta frecuencia para cenar (así de especiales somos). Como casi siempre vamos al mismo restaurante, un día alguien sugirió la idea de cambiar, y yo me ofrecí a elegir el local alternativo. Lo primero que hice fue intentar recordar todos los restaurantes que conocía, pero como sólo se me venían a la cabeza cuatro, realicé una búsqueda en Internet sirviéndome de Google y de algún directorio local de empresas, en base a la cual elaboré un listado de posibles. Me sorprendió darme cuenta de que no era capaz de recordar ni la mitad de los restaurantes que ya conocía. Una vez hecho esto, quise ampliar información, pues en los directorios apenas figuraba dirección, teléfono y poco más. Comprobé que del listado inicial, apenas tres restaurantes contaban con sitio web. Entré en esos sitios, vi fotos del interior de los locales, leí algo acerca de su cocina y finalmente me decidí por uno, el cual propuse al resto del grupo y que fue aceptado. Después, por la noche, de camino al restaurante y después de haber recogido a dos o tres personas con mi coche, otra sorpresa: aún había más restaurantes con los que no había contado pues ni fui capaz de recordarlos ni aparecieron en mi búsqueda. Por supuesto la decisión estaba ya tomada y a ninguno nos apetecía variar los planes. Tuvimos nuestra cena y repetimos local muchas veces más.

De cerca de una veintena de restaurantes dispobibles, la lista acabó reduciéndose a tres: aquellos que aparecían de un modo u otro en Internet y que también contaban con sitio web. La web (el sitio web) del restaurante que elegimos era básica, pero la información estaba clara y bien estructurada, transmitía una imagen de seriedad y de confianza, siendo esto último lo que hizo que valorásemos aquel restaurante por encima del resto.

Conclusión

Estoy convencido de que aquel restaurante cubrió en buena parte los gastos de aquel modesto sitio web con los beneficios que obtuvo de nuestras posteriores visitas. Y estoy seguro de que obtuvo más clientes por el mismo sistema. No es algo que sea fácil de medir, pero la realidad es que:

1. Los humanos somos perezosos.
Es más facil buscar algo introduciendo una frase en Google que haciendo cualquier otra cosa.

2. Lo que no está en Internet no existe.
Por las mismas razones que en el punto anterior, no estar en Internet supone una clara desventaja frente a la competencia.

3. La información lo es todo.
Si ya has dado el (obligado) paso de estar en Internet, hazlo bien. Debemos ofrecer a nuestros clientes potenciales algo más que una dirección y un número de teléfono. Hay que ponerse en el lugar del consumidor, anticiparnos y ofrecer de antemano la información que demandará, de manera clara y sencilla.

4. Hay que innovar. Sí o sí. Siempre.
Debemos servirnos cuanto antes de los avances surgidos en cualquier campo y que puedan beneficiarnos de un modo u otro, cuando ello todavía supone una ventaja frente a nuestros competidores.

Un sitio web no tiene por qué ser algo enorme y caro, también puede ser pequeño, económico y eficiente. En Vimana360 ofrecemos soluciones web adecuadas a cada necesidad, pues sabemos no hay dos casos iguales.

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